Wednesday, April 2, 2008

Insectos jurásicos dan la cara


Se asemeja a un truco de magia, al principio no hay nada, y luego aparece: la imagen de un pequeño insecto que no ha sido visto por nada ni nadie en los últimos 100 millones de años.

Estamos junto a Paul Tafforeau quien nos enseña las imágenes en su computadora.

Sus fotografías fueron producidas por una colosal máquina de rayos X que puede iluminar los adentros de pequeños residuos de ámbar, o resina fosilizada de los árboles.

Mientras ajusta la composición, lo que en un principio aparece como una mancha gris, luego se convierte en el inequívoco contorno de un "pequeño monstruo".

¿Quién sabe? Con la edad que tiene alguna vez esta pequeña criatura quizás se posó en un dinosaurio.

"Súper microscopio"

Tafforeau es paleontólogo, pero mientras otros profesionales se encuentran escarbando entre el lodo en búsqueda de fósiles, él está operando una de las más modernas "cámaras" del mundo.


La circunferencia de 850 metros del sincrotrón domina el paisaje de Grenoble.

Se la conoce como un sincrotrón de luz o un "súper microscopio", y está ubicado en Grenoble, Francia. El ESRF (por sus siglas en inglés) produce una luz intensa de alta energía que puede penetrar cualquier material, revelando su estructura interna.

Tafforeau y su colega Malvina Lak, han colocado kilos de ámbar opaco en el haz de luz, encontrando un tesoro de organismos ancestrales.

Han identificado cerca de 360 animales fósiles en más de 600 bloques. Avispas, pulgas, hormigas e incluso arañas. También hay pequeños fragmentos de material vegetal.

Todo esto encerrado dentro de una sustancia pegajosa que salió de un árbol prehistórico, y ahora la ciencia moderna tiene la llave para liberarlo.


Los modelos muestran si el animal estaba vivo o muerto al momento de quedar atrapado en el ámbar.

Los organismos son minúsculos. Por ejemplo, uno de los ácaros descubiertos mide apenas 0,8mm de ancho, un tamaño ínfimo comparado a los 4mm. de largo de una avispa fosilizada.

"El pequeño tamaño de los organismos probablemente se deba al hecho de que animales más grandes eran capaces de escapar de la resina antes de quedar atrapados", explica Lak.

En las imágenes se puede diferenciar a aquellos insectos que fueron atrapados vivos de los que ya estaban muertos al caer en la resina. Los bichos vivos aparecen con sus patas extendidas, mientras que los muertos tienen las extremidades recogidas bajo su cuerpo.

"Mejor que el real"

El proceso para fotografiar a los bloques de ámbar es complejo, y se necesitan varias imágenes para reconstruir un insecto.

"Para una rotación completa se necesitan más de 1000 radiografías y de todas esas imágenes reconstruimos fragmentos virtuales", dice Tafforeau.

Una vez completado el modelo del insecto virtual, se lo puede "manipular" en el computador con una resolución en la escala de los micrones (millonésimas de metro), garantizando que quede registrado el más mínimo detalle anatómico.



Los modelos de plástico pueden ser utilizados como referencia en vez de usar el espécimen real.


Pero aquí viene la mejor parte. Se puede pasar toda esta información digital a una impresora plástica de 3 dimensiones para hacer un modelo físico. Por lo tanto un insecto que mide menos de un milímetro se convierte en un modelo de 30 centímetros que se puede sostener en la palma de la mano.

"De alguna forma es mejor que tener el animal verdadero", dice Tafforeau mientras manipula una avispa gigante, "si lo piensas bien, para ver este animal necesitas un microscopio, y si está dentro del ámbar necesitas un sincrotrón, pero una vez que está modelado en plástico puedes ver lo que quieras".

Más luz

La investigación científica del ESRF ya está arrojando valiosos resultados y se está convirtiendo en una invaluable herramienta para la catalogación de especímenes en museos y centros de estudio.


Los insectos quedan atrapados en pequeños bloques de resina prehistórica.

Sobretodo porque era muy difícil registrar organismos al estar inmersos en ámbar oscuro. ¿Cómo generar una referencia de algo que no se puede ver?

El tipo de trabajo llevado a cabo por Tafforeau y sus colegas sólo puede ser realizado en un sincrotrón, sin embargo consume mucho tiempo.

Al momento el rayo X del ESRF tiene un ancho de 4 centímetros, pero en el futuro planea ampliar sus facilidades hasta producir un rayo de 25 centímetros, lo suficiente para analizar el cráneo de un fósil humano.

"Nos demoramos cuatro días para escanear 10 kilos de ámbar. Con un haz de luz mayor podríamos registrar en el mismo tiempo hasta 100 kilos, y con mejores resultados", concluye Tafforeau.

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