Sunday, December 21, 2008

“No Jueguen Con Mis Cuartos”


Por:Lic. Elido Pérez

En los coloquios informales de colmadones, tertulias en empresas, conversaciones entre amigos y toda otra posibilidad de cherchas o análisis serios, se ha escuchado en los últimos días: “Que no jueguen con mis cuartos”. Expresión relacionada y reaccionada en relación al anuncio del ciudadano Presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, en el sentido de que podría utilizar, como medida para contrarrestar la crisis, los fondos de pensiones que a la fecha alcanzan unos 68 Mil Millones de pesos.
Ahora bien, cabe preguntarse, ¿No será una exageración de los trabajadores en tal sentido?, ¿Existen razones de peso que pudiesen justificar tal aprehensión?, ¿Son ciertos los riesgos? Tratamos a continuación de explorar el escenario de la institucionalidad dominicana de modo que podamos auscultar esa actitud, que recordando al Dr. Antonio Zaglul, Psiquiatra dominicano de mucho prestigio ya fallecido, que se refería al “miedo al gancho” del dominicano, sostenía que, en general, la personalidad dominicana tiene un alto componente de sentirse perseguido y creer que se le quiere engañar.
A lo mejor en otros países no existan las razones que tenemos los dominicanos para temer cuando se trata de que otro disponga de nuestros recursos, ya sean ahorros, depósitos de inversión o sencillamente mis intereses que a cualquier título estén en manos de terceros. La sociedad dominicana tiene muchos traumas. Al hablar de traumas debemos asociarlo a heridas intensas, a lo que nos ha impactado, a trastornos y, como secuela, según los estudiosos de la materia, el que ha tenido experiencias traumatizantes, “le queda una manifestación de miedo intenso y extremo, de angustia casi imperecedera.
Si se quiere saber si los dominicanos tenemos traumas, con sus implicaciones y distorsiones sociales, remontémonos a las “quiebras” bancarias que se han producido en la República Dominicana en los últimos 30 años y sus nefastas consecuencias en contra de las economías familiares de miles de ahorrantes y depositantes en esas determinadas entidades bancarias. ¿Quedaron ellos traumatizados?
Históricamente hemos presenciado la utilización de los recursos del Estado en propósitos diferentes para los cuales fueron presupuestados o sencillamente, recursos que son manejados bajo el impulso de caprichos de quienes nos gobiernan en un momento determinado, pero y esos recursos, quién es su propietario, quién es el dueño. Es el pueblo.
Qué decir de los instrumentos que a título de planes sociales han sido utilizados recientemente, bajo qué criterios han sido utilizados, la tarjeta de solidaridad, es el mejor ejemplo pues al ser distribuidas se hizo bajo la premisa de que fuera un instrumento que “atara” a sus beneficiarios a un favor político que debía ser pagado a través del partido de gobierno.

No quisiéramos entrar en los detalles del tema del elevado desorden en el gasto corriente, todos los sectores sensatos del país coinciden en denunciar que el gobierno nunca ha tenido una política austera, que la mejor confirmación de esta especie nace del hecho del festival de designaciones, la mayoría innecesarias e improductivas, pero con el dinero de todos, el propósito es evidente: callar, comprar, constituir alianzas, definir incondicionalidades y perpetuar serviles a la causa de su “benefactor”.

Lo más grave de todo el panorama dominicano radica en el hecho de que la fragilidad y debilidad de las instituciones de control y las más altas instancias del Poder Judicial, se expresan adocenadas e instaladas en una esfera disociada del espíritu que la dominicanidad precisa y demanda. Por ejemplo veamos el caso de dos de esas instituciones.

Qué ha ocurrido en los últimos años con la Cámara de Cuentas de la República Dominicana, ese que por efecto de la Ley 10-04, en virtud del artículo 10, inciso 10, al referirse a una de sus atribuciones establece: “Investigar las denuncias o sospechas fundamentadas de hechos ilícitos contra el patrimonio público, o apoyar, si es el caso, las labores de los organismos especializados en la materia”

No solamente por los escándalos, sino por la denuncia pública, las destituciones de sus miembros por el senado, su escasa productividad, su debilidad institucional, especialmente por su fuerte vinculación con el Poder Ejecutivo, etc., son indicadores que justifican que el dominicano no confíe en que esa institución penalice a quienes mal utilizan los recursos públicos.

Por último, para determinar si tiene asidero el temor de la manipulación de la Ley 87-01 de Seguridad Social y ante la posibilidad de que el Presidente de la República pueda disponer de más de 68 Mil Millones de Pesos, tenemos el Palo del Siglo dado por la Honorable Suprema Corte de Justicia respecto del caso de la Sun Land. Qué pueden esperar entonces los dominicanos de esta “caricatura” de democracia, si vivimos en una sociedad sin rumbos, sin norte, con sectores que, a cambio de favores y privilegios se han hecho cómplices de los que hacen lo que les viene en ganas y gobiernan como si se tratase de una finca de su propiedad.

Tienen razón los que “no quieren que se juegue con sus cuartos”, ante un deteriorado estado de derecho, ante una justicia herida de muerte con el fallo de referencia y donde el otrora “caliesaje” del pasado ha cambiado de vestidura por amanuenses que justifican, previa paga, todo lo que haga el gobierno central, aún sin importar que a mediano o largo plazo vaya incluso, contra sus propios intereses. Y ese es el miedo.

Leer más...