El coche eléctrico sale a la calle, ¿los científicos ven la crisis?

Por fin hemos llegado a la era del coche eléctrico. Ante una inminente crisis que ha afectado a gran parte de los sectores, parece que los científicos han visto la oportunidad para perfeccionar este revolucionario y esperado turismo, que tanto ansiaban los ecologistas y a los que cada día se están sumando las empresas del automóvil, para lanzarlo en cantidades significativas, ya se sabe, lo novedoso tiene su precio.

El último avance en este terreno casi por descubrir lo ha dado el actual presidente de Estados Unidos, aportando nuevas medidas que restringen las emisiones de CO2 de los automóviles, y potencia además la investigación de energías renovables. Un gran avance a favor de la contaminación ambiental, energías limpias, tecnología, y que además será toda una revolución y colchón para nuestros bolsillos. Coches eléctricos que se mueven silenciosamente bajo las palmeras, liberándose así de la adicción al petróleo y pioneros en Estados Unidos.

Automóviles y autobuses eléctricos casi de juguete pero a tamaño real, que se recarguen en enchufes en los domicilios, las oficinas, los garajes o las fábricas, que no contaminen las ciudades y con hasta 200 kilómetros de autonomía, que contribuyan a una mayor eficiencia de la red eléctrica y hagan incluso bajar el precio de la electricidad. Pero no solo en Estados Unidos se está dando cabida a este revolucionario medio de transporte. En Alemania, la compañía eléctrica RWE y la automovilística Daimler anunciaban un proyecto algo más modesto para establecer puntos de recarga en Berlín para coches eléctricos. Además en los países nórdicos la empresa Th!nk tiene previsto el lanzamiento de un vehículo eléctrico con 180 Kilómetros de autonomía, y un sistema de cuotas mensuales que cubrirá el coste del combustible.

Un plan estratégico que va más allá, el desarrollo del coche eléctrico uno de los pasos más importantes que se ha dado hasta el momento. Un modelo revelador que invierte en su producción para satisfacer las demandas de un mercado, inmerso en la crisis petrolífera.