Tuesday, February 10, 2009

El béisbol de Grandes Ligas acaba de recibir un nuevo golpe a su credibilidad.


La "confesión" de Alex Rodríguez, quien reconoció que consumió sustancias para mejorar su rendimiento en el terreno le coloca una sombra de duda a todos sus logros.

¿Cómo creer ahora que quienes deslumbran en el campo nunca se doparon? Sobre todo cuando una de sus máximas estrellas acaba de ensuciar sus propios registros.

Rodríguez no es cualquier beisbolista. Es quizás el mejor jugador que se ha visto en Grandes Ligas durante más de una década. Su temible bateo y excelente defensiva parecían garantizarle un puesto entre las leyendas del deporte. Ahora, tras conocerse sus años de preferencia por los esteroides, "A-Rod" -por el diminutivo de su nombre y apellido- ahora es llamado por algunos "A-Fraud": un juego de palabras para sencillamente acusarlo de tramposo.

Magnitud de la figura

Este beisbolista estadounidense, de padres dominicanos, era quizás la principal figura de este deporte que tiene millones de seguidores tanto en EE.UU. como en la región del Caribe.

La noticia de que consumió sustancias que no estaban prohibidas en las Grandes Ligas hasta 2004 es casi como si Michael Jordan hubiese admitido a mitad de su carrera que hizo lo mismo.

O que Ronaldinho en su mejor momento hubiese dado positivo tras sus logros deportivos.

Desde su primera temporada completa en 1996, Rodríguez ha sido seleccionado -por el público- como el mejor en su posición, al participar en 12 juegos de las estrellas.

Con 553 cuadrangulares en su carrera -y apenas 33 años de edad- Rodríguez es considerado el principal aspirante a convertirse en el máximo jonronero de todos los tiempos, superando a Barry Bonds otro caído en desgracia por supuestamente haber utilizado esteroides (algo que no reconoce el jugador).

Lea "Las Grandes Ligas del dopaje"

"A-Rod" además ha sido un ícono del deporte al ser el pelotero más caro en las Grandes Ligas. No una sino dos veces. Primero los Vigilantes de Texas y después los Yankees lo contrataron por US$275 millones por 10 años.

Pero semejante ilustre del béisbol ahora no sólo se arriesga a la condena pública cuando salga al terreno, sino que merma la confianza hacia un deporte que cada día suma nuevas "confesiones" de beisbolistas que optaron por la vía rápida de las anabólicos.

Rodríguez es el último de una lista de jugadores confesos, acusados o en investigación que incluye a figuras como José Canseco, Sammy Sosa, Jason Giambi, Mark McGwire, Roger Clemens y Barry Bonds.

No todo lo que brilla es oro

Un experimentado cronista de béisbol como lo es el venezolano Humberto Acosta, una vez escribió que de nada sirve tener una fuerza súper humana con esteroides si no se puede batear una pelota.

Y el bateo en el béisbol es quizás una de las habilidades más difíciles en el deporte, pues se considera exitoso a un toletero que falle en siete de diez ocasiones cuando trata de hacer contacto con la pelota.

Sin embargo, los números de Alex Rodríguez entre 2001 y 2003 (época en la que reconoce el uso de esteroides), cuando militaba con Texas, parecieran demostrar que sí tuvieron efecto.

En estas dos temporadas jugó un promedio de 161 partidos por campaña y sacó 52 jonrones. En las 10 restantes de su carrera disputó 148 juegos en promedio y conectó 39 cuadrangulares.

La caída de esta figura en el béisbol estadounidense plantea un reto de credibilidad para las Grandes Ligas. ¿En quién creer? ¿Cómo aupar sin saber que dos años después se sabrá que ese mismo jugador recurrió al dopaje?

La pelota volverá al campo el próximo mes de abril. Será entonces cuando se sabrá si el público hará borrón y cuenta nueva en un deporte que parece en estos momentos maltrecho, por decir lo menos.

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