Wednesday, March 25, 2009

Formas de avisar a un amigo que su pareja le es infiel sin necesidad de ser directos




Tener que avisar a un amigo que es un recontra cornudo es una de las situaciones más difíciles en que nos puede poner la vida. Entre minas el asunto no es un drama, ya que la mujer, en general, goza de avisar a su amiga de que vio a su marido cogiéndose de parado a una pelirroja en el baldío de la otra cuadra, pero entre hombres es otra cosa.

Es de recontraputo encarar al compinche y decirle: “Rick, a tu jermu se la están enhebrando todos los banderilleros del ferrocarril”. No, no está bien eso. Entonces, hay que buscar otros modos de que el otro vea la realidad.El método de servir el hallazgo. Es uno de los más eficaces, pero también de los más inaccesibles, ya que exige tener un puntilloso conocimiento de los movimientos de la atorranta con su amante. Si ella está en un bar con él, franeleándose bajo la mesa y comiéndose las bocas, hay que invitar al amigo a ir a tomar algo ahí. Por supuesto que al entrar, uno debe simular total sorpresa, y quedar paralizado diciendo: “Pero…¿qué demoños?¿Que aqueia no es Sonia?” Lo vi en trespasitos. .Enviar un anónimo. Está en la frontera de lo admisible, ya que se aproxima mucho a la putosidad de hacer la revelación directamente. Hay que tener algunos aspectos en cuenta:

a) No se debe escribir el mensaje a mano, porque reconocerá nuestra letra.

b) No escribir la advertencia del otro lado de nuestra tarjeta personal.

c) No poner posdatas del tipo “Ah, Raúl, acordate que el viernes jugamos”d) Escribir “le hace el orto día por medio”, de ninguna manera significa poner “le hace el orto día por medio, y la verdad se lo entiendo, porque Roque y Fortunato siempre decimos que a tu esposa el culo deberían guardárselo en una caja fuerte”.

Las indirectas. Al corneta su mujer le avisa que está embarazada, y él queda preocupado porque ya tienen tres pibes y encima le cortaron el contrato hace poco. Así que es el peor momento para agrandar la familia. Se encuentra con vos, y te dice: “Che, vos sabés que la Gabriela está embarazada”.

Entonces vos ves su rostro angustiado, lo palmeás, y soltás: “Pero no te pongas así, boludo, seguro que es tuyo, ¡debe haber como un 10% de posibilidades a tu favor!”.

La autojustificación. El hombre de bien sabe que está prohibido clavarse a la mujer de un amigo. Pero si sucediera, y uno resultara sorprendido por ese compinche en plena matraqueada mientras tenemos a su esposa en cuatro, conviene salvar la propia ropa diciendo con tono de hartos: “¡Por fin, Roberto, ya no sabía cómo carajo hacerte ver que ésta te guampea!”

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