Friday, January 11, 2008

RD puede sufrir un sismo en “cualquier momento”


Las costas nordeste y sureste del país son las más propensas a inundaciones, pero también a los sismos, lo que hace más vulnerables las edificaciones si no se construyen bajo los criterios técnicos recomendados: fuertes para que resistan el agua y el viento, suficientemente flexibles para que pueda balancearse ante un temblor de tierra y no colapsar.

Todo el país puede ser afectado por fenómenos atmosféricos, pero históricamente los hechos más desastrosos han ocurrido al norte de la isla y al sur dirigiéndose hacia el este, donde hay múltiples proyectos turísticos y una gran masa poblacional en riesgo. De acuerdo con las explicaciones del Instituto Sismológico de la UASD, ofrecidas a través del encargado de la sección de datos sísmicos, Juan Arias, la República Dominicana es altamente sísmica debido a que las placas de la tierra chocan con las de otros territorios.

Es por ello que recomienda a toda persona que vaya a hacer una obra, consultar buenos geólogos e ingenieros en una labor preventiva, a los técnicos trabajar con criterio ético y al Estado asumir su rol de garante de la seguridad ciudadana.

“No es igual un pone bloques que un maestro constructor. Hay personas que ligan la tierra con arena y donde cae tierra con arena es un hueco; la tierra no soporta, es la arena la que le da la consistencia. Un bloque con mitad tierra y mitad arena lo explota una brisa”, advirtió.

El sismólogo hace la alerta en virtud de los datos que tiene de que anualmente ocurren en el país 1,095 movimientos de tierra estando latente la posibilidad de un terremoto que podría afectar gran parte de las edificaciones.

La ciencia no ha podido predecir aún el momento y el lugar en que puede ocurrir un movimiento telúrico y siendo este país altamente sísmico, los constructores deben prestar singular atención a la consistencia de las edificaciones, principalmente en las zonas señaladas como de mayor riesgo, aunque cuando pasa un fenómeno de esta naturaleza se puede sentir en otras áreas, advierte el experto.

Según reveló, sólo algunas constructoras realizan los estudios geológicos de lugar y las compañías aseguradoras de bienes inmuebles en función de su inversión, pero a la población común, nadie la protege.

“Es más importante prevenir que remediar. Al Gobierno le sale mucho más económico hacer que la Secretaría de Obras Públicas realice un trabajo serio a la ahora de aprobar un proyecto habitacional, que enmendar los daños ocasionados por las tormentas y sismos”, afirma.

Llueven las quejas de los residentes en sectores populares respecto a las presiones que reciben de los supervisores de las obras de ingeniería, tanto de parte de Obras Públicas, como de los ayuntamientos, por las exigencias que les hacen para que paguen los impuestos que les darían el derecho de construir o reconstruir.

Sin embargo, para Arias esta situación es vergonzosa porque, a su entender, los supervisores de esas obras deben empeñarse en orientar a la gente sobre el procedimiento más adecuado para construir, no ir a reclamar papeles y dinero para callar la irregularidad y dejar al ciudadano con el problema que termina convirtiéndose en una carga para el Estado cuando colapsan las casas en medio de un huracán o sismo.

En lo que va de año han ocurrido cinco eventos sísmicos con una magnitud promedio de 3.2 y 3.4 grados en la escala de Richter, básicamente en la zona Este del país: Canal de la Mona, Mar Caribe, Océano Atlántico y el día primero se este mes se produjo uno en tierra, en el cabo San Rafael de Higüey, a las 2:12. En el 2007 se revisaron 412 movimientos tectónicos que no reportaron mayores daños.

La historia dominicana registra la ocurrencia de grandes sismos. El más desastroso fue el tsunami de 8.1 grados, el 4 de agosto de 1946 en el epicentro en la Bahía escocesa, al norte de Miches, el cual hundió más de 20 mil personas y destruyó la ciudad de Matancita.

Zonas de Santiago y La Vega también han sido destruidas. La Vega Vieja fue conmovida por un sismo en 1616 que derribó las edificaciones de piedra y barro.

En Santiago ocurrió en Jacagua, en 1897. Azua vieja fue destruida en 1615 y 1684, y hubo que trasladar esa ciudad. La Capital estaba en la zona oriental en la época de la colonia y por los movimientos sísmicos se trasladó a la occidental.

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