Wednesday, April 22, 2009

Es hora de ensuciarse


Los Lakers tendrán que ser más agresivos y defender mejor si quieren ganar el título

LOS ÁNGELES -- La palabra que andaba dando vueltas entre los primeros dos partidos de esta serie entre los Lakers y el Jazz era "sucio", específicamente, el entrenador de Utah, Jerry Sloan, se lamentó de que este término no se aplicara a su equipo. Pero tal vez sean los Lakers quienes tengan que ensuciarse un poco más, quienes deban darse cuenta de que limitarse a admirar sus maravillosos tiros en casa no es la fórmula para ganar un campeonato.

Los Lakers registraron unos numeritos bastante asombrosos durante el transcurso de su triunfo por 119-109 en el Juego 2, incluyendo 41 puntos con una efectividad del 86 por ciento en el primer cuarto, y una precisión total del 60 por ciento. No obstante, Utah tuvo una chance, y llegó a estar a tres puntos de L.A. con 3:17 en el reloj. El Jazz no hizo lo suficiente para ganar, pero sí hicieron lo suficiente para sentir que tienen una buena oportunidad de ganar el Juego 3 en casa el jueves por la noche. Los adversarios de Utah la pasaron bastante mal esta campaña en Salt Lake City, adonde el promedio de anotaciones de los visitantes bajó de 106.3 a 95.5 (un cambio mucho más significativo que la diferencia de 2.9 puntos entre los promedios del Jazz como locales y visitantes).

Los Lakers no tuvieron una defensa impenetrable en casa. Utah promedió 104.5 puntos en sus dos derrotas. Deron Williams está haciendo lo que quiere. Alcanzó su mejor marca en asistencias de postemporada durante el Juego 1, y en el Juego 2 superó su mejor marca en puntos de playoffs, con 35. La explosión anotadora de los Lakers sólo produjo una ventaja de 12 puntos al final del primero. Utah lanzó con una efectividad del 50 por ciento, dejando en evidencia las fallas defensivas de los Lakers.

"Creo que es sólo que no estamos siendo inteligentes", dijo Andrew Bynum, centro de los Lakers. "Deron sale del pick-and-roll, y suceden dos cosas: nadie toma al jugador que gira hacia el aro, o nadie marca a Deron, lo que le permite lanzar cómodo. Tres personas hacen las cosas bien y dos no. Cosas así".

Si hay un buen lugar para ensuciarse, es en defensa. Asistir y convertir son elementos ofensivos. La defensa tiene términos más fuertes como robar, bloquear y rechazar. Los Lakers podrían ser un poco más agresivos.

"Tal vez", dijo el alero Trevor Ariza de los Lakers. "Probablemente necesitemos hacer eso, ser un poco más agresivos más temprano".

Le comenté que Sloan había usado la palabra "sucio".

"Puede decir eso si quiere, es su equipo", dijo Ariza. "Nosotros somos un equipo diferente".

Le pregunté si esa palabra se aplicaba a ellos.

"No lo creo, para nada", dijo Ariza. "Siempre y cuando juguemos fuerte. Creo que fuerte es la palabra que debería aplicarse a nosotros".

Por ahora, no es así. Casi tuvieron que ser humillados para levantarse en defensa. Recién lo hicieron cuando Pau Gasol falló dos tiros libres con los Lakers cinco puntos arriba. Williams penetró y Gasol le bloqueó el tiro. Y luego bloqueó a Ronnie Brewer cuando éste bajó el rebote.

"Quería redimirme", dijo Gasol.

Kobe Bryant pasó de lanzarle miradas de odio a apretar el puño. Luego Kobe terminó efectivamente con el Jazz acertando un tiro en salto. Bryant jugó un poco más brusco los últimos minutos, y hasta recibió una falta técnica por darle un codazo a Paul Millsap.

Pero el Jazz fue más brusco durante toda la noche, prácticamente igualando a los Lakers en las tablas a pesar de su falta de altura por la ausencia de Mehmet Okur. Esto vino después de que Sloan dijera "No somos un equipo sucio" al cabo del Juego 1. El entrenador luego se arrepintió de sus palabras, "Sonó peor después de que lo dije... la idea era jugar fuerte, marcar y hacer lo que está permitido en el básquetbol, y eso es competir".

Sin embargo, los tipos rudos como Kyle Korver lo apoyaron y el Jazz eventualmente siguió sus pasos.

Los Lakers fueron los que se portaron bien. Phil Jackson cree que tal vez hizo mal en haber rotado tantos jugadores en la cancha (nadie jugó más que los 38 minutos de Bryant).

"Creo que fue mi culpa", dijo en un excepcional mea culpa. "La sustitución probablemente nos lastimó un poco durante el transcurso del partido y creo que intenté usar demasiados jugadores para arrancar, lo que generó un poco de indecisión".

No es momento de preocuparse por la fatiga de los jugadores ni de complacer a tantas personas como sea posible. Son los playoffs. Es hora de ensuciarse.

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