Sunday, August 5, 2007

Bonds conecta jonrón 755 y empata marca de Aaron


SAN DIEGO (AP) - Barry Bonds le pegó a la pelota, dio algunos pasos y luego aplaudió. Sin rastros de una sonrisa pero con un sólido toletazo para desmentir a los escépticos empató el sábado la marca de Hank Aaron.

El vuelacercas de 755 llegó a las gradas del jardín izquierdo, y Bonds se quedó a uno de convertirse en el nuevo poseedor de la marca.


El comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig se puso de pie y colocó las manos en los bolsillos mientras la familia de Bonds se abrazaba y chocaba las palmas en señal de triunfo. Cuando Bonds cruzó el plato, alzó a su hijo Nikolai, que recoge los bates, y lo cargó algunos pasos en un abrazo.


La multitud del Petco Park se puso de pie y lo vitoreó, con algunos abucheos mezclados, cuando el toletero de San Francisco pegó su cuadrangular ante Clay Hensley en el segundo inning. Varios aficionados sostuvieron carteles que tenían un asterisco.


Al concluir la entrada Bonds fue abucheado cuando se dirigió al jardín izquierdo. El astro, de 43 años, ha sido blanco de sospechas sobre el consumo de esteroides durante años, y algunos aficionados han cuestionado su búsqueda del récord.


Habían pasado ocho días desde cuando Bonds bateó su cuadrangular número 754, y el toletero realizó una práctica de bateo, el sábado por la mañana, con la esperanza de salir del bache. Lo logró pronto, al conectar el bambinazo en la apertura de la segunda entrada.


En el cuarto, cuando salió para su segundo turno, Bonds recibió la base por bolas.


Bonds alcanzó el récord frente a un serpentinero reclutado originalmente por los Gigantes y suspendido en el 2005 por infringir la política de las ligas menores sobre el consumo de esteroides.


También el sábado, Alex Rodríguez conectó su cuadrangular número 500. Al igual que Bonds, aprovechó su primer turno del partido, disputado en el Yankee Stadium.


Bonds igualó la marca a las 19.29 (0229 GMT), poniendo la bola a unos 382 pies el plato. La pelota dio contra un anuncio y cayó en el graderío, justo debajo de la pantalla gigante que mostraba una foto del toletero, sonriente.


Un aficionado sentado en esa zona lanzó una pelota de vuelta al terreno, pero esa no era la bola histórica. El hombre que atrapó el preciado recuerdo fue escoltado a una zona segura, para que los expertos certificaran la autenticidad de la pelota.


Después de que Bonds cruzó el plato, su compañero Ryan Klesko lo abrazó. El artillero caminó lentamente junto a una fila de otros peloteros que lo felicitaron. Más tarde, se acercó a las butacas cercanas al jardín y envió un beso a su hija de 8 años, Aisha, y a su esposa Liz.


Bonds, el ahijado de Willie Mays y el hijo de un jardinero electo para el Juego de Estrellas, pareció siempre destinado a ser un grande del béisbol. Curiosamente, su velocidad llamó al comienzo más la atención que su poder, cuando llegó a las Grandes Ligas como un esbelto primer bate.


Incluso cuando Bonds se convirtió en una amenaza al récord de Aaron, muchos espectadores pensaron que con la edad conectaría menos jonrones. En vez de ello, sus estadísticas mejoraron, con lo que se intensificaron las especulaciones sobre el consumo de esteroides.


Bonds ha negado que haya consumido drogas para mejorar su desempeño. Sin embargo, se ha convertido desde hace tiempo en el blanco favorito de los abucheos cuando juega fuera de San Francisco.

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