Tuesday, June 24, 2008

Crisis Institucional en la República Dominicana


Lic. Elido Pérez

Los cientistas sociales definen como CRISIS, a una situación grave o decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o proceso. En el caso específico de la República Dominicana, se colige, que la crisis institucional a la que hacemos referencia pone en peligro el mantenimiento mismo de la democracia o lo que es lo mismo, anuncia el deterioro progresivo de las bases que sustentan las conquistas sociales y políticas que al paso de los años y a un costo de mucho sacrificio, ha venido siendo fraguado por el pueblo dominicano.
En los últimos años, en la República Dominicana, ha habido una proliferación de hechos escandalosos, vinculados principalmente a la corrupción pública, que ha puesto en entredicho la existencia de un real estado de derecho y puesto en evidencia la fragilidad institucional en que descansa nuestra democracia.
Merece destacarse una situación interesante, el papel de los medios de comunicación en el servicio social que supone el hecho de hacer de público conocimiento una “indelicadeza” de un ministerio o funcionario público, o sencillamente la denuncia sobre presuntos planes de materializar una determinada afrenta social. Producida la denuncia, se desprende el bombardeo mediático que se vuelca en torno a descalificaciones al medio, promotor, sector político o empresarial o a las razones objetivas que fundamentan la denuncia.
Ante hechos objetivamente ciertos, comprobables y constatables, se ha hecho una constante la manipulación de la opinión pública, la cual es inducida a una interpretación relativista de los hechos, al establecer que se trata simplemente de intereses del grupo o individuo que ha denunciado una situación determinada.
Hay quienes afirman que la crisis puede ser negativa o positiva. Cuando ella es capaz de generar las adecuadas y correspondientes salidas y soluciones, evidentemente que se ha transformado en una oportunidad de crecimiento y desarrollo, pero cuando el ciudadano no percibe ese actor cuyo poder hegemónico recae en la autoridad que ejerce, ante su incapacidad o apatía en interpretar la delicadeza y urgencias de evitar que el vaso se rebose, entones la crisis no solo es negativa, sino agorera de malos presagios para la sociedad que impávida se estremece escándalo tras escándalo.
¿Qué ha vivido la sociedad dominicana en los últimos años?: Burla y manipulación de la voluntad popular, el debilitamiento del principio de la independencia de los poderes del Estado, más concretamente, la violación de la Ley y la Constitución por parte del Poder Ejecutivo, el caso de la Sun Land, el incumplimiento de la ley que ordena transferir el 10% del Presupuesto Nacional a los ayuntamientos, el incumplimiento de la ley que ordena invertir el 4% del PIB al sector salud, la orden de que a determinado ciudadano vinculado al partido de gobierno se le excluya de tal o cual expediente, la falta de transparencia en el manejo de los fondos públicos, el manejo privilegiado de determinados expedientes por haber involucrados hijos de influyentes funcionarios, el escándalo de la Cámara de Cuentas, el Barrilito del Senado de la República, la denuncia del Desayuno Escolar, el enriquecimiento ilícito de funcionarios, la adquisición de bienes y servicios millonarios sin licitación pública, la negativa de cumplir la ley de Libre Acceso a la Información, el inicio de obras supra millonarias sin presupuesto, estudios y licitación.
Esta retahíla de hechos, muestra no jerarquizada ni en la gravedad de los hechos, ni en el tiempo, ni en el grado de importancia, evidencia que algo está grande y pernicioso está pasando. Estos hechos cohabitan con la indiferencia, silencio y complicidad de sectores que hacen mutis ante este deterioro moral, jurídico e institucional por el que atraviesa o hacen a travesar a la República Dominicana.
Dominicanas, dominicanos, hagamos votos para que la CRISIS institucional que en estos momentos coincide con una CRISIS de legitimidad del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana y una CRISIS económica, podamos convertirla en una oportunidad que nos lleve a preservar y fortalecer lo que tanto sacrificio ha costado a generaciones de dominicanos y dominicanas, nuestra democracia, hoy por hoy debilitada y amenazada.

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