¿Pueden los aviones esquivar las cenizas?
Mientras la mayoría de los países europeos reabren sus espacios aéreos para intentar superar el caos que han provocado las cenizas del volcán de Islandia, muchos pasajeros se preguntan si es seguro volar en estas condiciones.
Algunos expertos han tratado de responder a esta pregunta, explicando cuáles son los retos técnicos de la navegación aérea ante la nube que ha causado tantos dolores de cabeza a aerolíneas y a viajeros.
Si se repiten los patrones del siglo XIX, los europeos probablemente tendrán que acostumbrarse a convivir con las cenizas procedentes del volcán Ejafjallajökull.
La última vez que el volcán islandés entró en erupción fue en diciembre de 1821 y durante aproximadamente un año emitió gases de forma intermitente.
De ocurrir lo mismo esta vez, las nubes de cenizas podrían desplazarse por los cielos europeos durante los próximos meses con los consiguientes trastornos para el sector aeronáutico. A menos que los aviones aprendan a esquivarlas. ¿Es eso posible? Los expertos dicen que técnicamente es factible, aunque no es práctico.
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Tecnología lidar
La actual combinación de altas presiones y vientos del norte ha creado lo que el profesor Geraint Vaughan, estudioso de la atmósfera, describe como capas finas en el aire.
Por medio de un lidar, parecido a un radar, Vaughan detecta esas capas a diferentes alturas en la atmósfera por encima del Reino Unido.
"Es incomodo quedarse varado en un aeropuerto, pero nunca está de más la precaución, y menos en la industria aérea".
Gustavo. Mendoza, Argentina
* ¿Usted qué opina?
Esa tecnología se utilizó en un avión del servicio meteorológico británico para entender la "estructura en forma de láminas" que caracteriza a la nube volcánica.
De esta manera, los expertos pueden determinar qué altitudes están libres de ceniza para que los pilotos consigan volar sin peligros.
"Podemos establecer a qué altura están las cenizas y el grosor de las capas, que están a un kilómetro por encima de los diez o 12 kilómetros a los que vuelan los aviones", dice Vaughan.
Entonces, ¿la solución al problema es adaptar la tecnología del lidar a las aeronaves comerciales para esquivar la nube?
Absolutamente no, dicen la Autoridad Británica de Aviación Civil.
"De hacerlo, se aumentaría considerablemente el riesgo de choques aéreos", explicó el portavoz del organismo, Richard Taylor.
"Los vuelos están sometidos a un controlador aéreo que es quien le dice al piloto a qué altura tiene que volar", añadió.
"No se puede prescindir de ese controlador. El piloto depende de él para saber qué ocurre a su alrededor".
¿A baja altura?
Algunas aerolíneas europeas han llevado a cabo pruebas con vuelos de baja altitud sin experimentar problemas.
Técnico examina un avión
La industria aeronáutica estudia cómo adaptarse a largo plazo a la nueva situación.
El profesor Vaughan afirmó, sin embargo, que los aviones no pueden evitar las cenizas a ninguna altitud.
Incluso en altitudes bajas, explicó, el aire contiene partículas finas de ceniza -que son abrasivas- con las que las aeronaves no deben entrar en contacto.
Kjetil Toerseth, director regional del Instituto Noruego de Investigaciones Aéreas, asegura que no hay altitud completamente segura por debajo de los 11.000 metros.
Eso es verdad... en parte.
Un portavoz de la aerolínea británica British Airways reconoció que volar a baja altitud puede ser sólo una opción en trayectos cortos, debido al vasto incremento en el consumo de combustible.
"Además, si todos vuelan a baja altura no habría espacio suficiente", advirtió.
¿Rodear la nube?
La otra opción, rodear la nube, es complicada debido a que ésta no puede ser vista.
La ceniza volcánica es muy pesada y gruesa y tiene una consistencia muy abrasiva, la cual al entrar al compresor de aire de las cámaras de combustión haría que la turbina se amarre o se atasque ocasionando la caída del avión, por lo tanto más vale esperar a que pase la contingencia.
José Gabriel Cerda Benítez, Ciudad de México
* ¿Usted qué opina?
Los satélites muestran la densidad de la ceniza, pero no se pueden determinar a qué altura se encuentra.
El uso de modelos computarizados para predecir el movimiento de la nube -de lo que se han valido los expertos europeos en los últimos días- sólo da una idea aproximada.
Para Richard Taylor, de la Autoridad británica de Aviación Civil, la solución más práctica es introducir en el largo plazo cambios en los motores de los aviones.
"Estamos negociando con los fabricantes, quienes ya estudian la aplicación de cambios en el diseño de las turbinas para que sean capaces de resistir mejor la presencia de las cenizas en el aire", dijo.
David Learmount, editor de la revista especializada Flight International, cree que es vital recopilar más información sobre los efectos en los motores de las partículas dispersas en el aire.
"Va a ser una tarea ardua. Habrá que enviar tantos aviones de estudio como sea posible. Las aerolíneas dicen que no han presentado problemas en sus vuelos de prueba, pero no sabemos mucho", aseguró.
"La nube se disipará", pronosticó Learmount, pero añadió: "No debemos olvidar que pueden aparecer nuevas nubes en el horizonte".
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